Hace algunos años tuve un doble privilegio: escuchar en vivo y en directo a dos de mis maestros, allá mismo, en Barcelona. Una asistente más al Congreso de Terapia Floral en el cual ellos , Ricardo Orozco y Jordi Cañellas, compartieron generosamente sus saberes.
Hoy he recordado especialmente a Jordi. No soy capaz de repetir textualmente su fascinante ponencia, pero recurro a un par de apuntes que tomé mientras levitaba en mi asiento, para asegurar la vigencia de sus palabras hoy.
Dijo Jordi que debíamos cultivar las virtudes de la tierra para sanar el alma. Que las plantas poseen la información de los dones ancestrales y de la memoria ancestral del planeta. Que los dones que hemos ido olvidando por el camino de nuestra evolución ya estaban en la Tierra. ¡Los pinos ya estaban acá cuando apareció el hombre! El ser humano es un resumen de todo lo que ha habido, aseguró con su gran sonrisa.
Compartimos mucho con los animales ¿Y qué compartimos con los vegetales?
Compartimos, volvió a asegurar Jordi, la mayoría de los dones que nos definen como seres humanos.
¡La planta está aquí para recordarnos todo lo que nuestro ego quiere que olvidemos!
¡¡¡Guau!!!!
La Tierra exploraba sus cualidades cuando aparece el hombre y …el ego. Por lo tanto, ahora ya no sólo se enfermaba el cuerpo, sino también la mente.
En todo el proceso evolutivo del ser humano, las plantas han estado presentes. Atentas. A la espera, porque querían comunicarse con nosotros ¡pero no les hacíamos caso!
Hasta que llegó Edward Bach, quien supo entender el mensaje de las plantas.
Y Jordi hizo el siguiente parangón:
Seres humanos (————complementarios———————–) Seres vegetales
- Nos desplazamos – No se desplazan
- Somos indivisibles – Divisibles
- Poseemos 5 sentidos – 5 + 15 sentidos
- Utilizamos la materia para – Usan la luz para crear materia crear luz y energía
y energía
- Alteramos el entorno para – Se adaptan al entorno sin alterarlo
adaptarlo a nuestras necesidades de manera negativa
- Reconocemos a nuestros parientes – Ellos también
Pero además los vegetales poseen otras prodigiosas capacidades. Algunas de ellas:
- Duermen (sus ojos son las hojas)
- Sus raíces son capaces de múltiples funciones: miden la humedad, detectan la gravedad y los campos electromagnéticos, miden gradientes químicos en el aire.
Han pasado muchos años desde aquel remecedor encuentro con esos hombres sabios y generosos. Hoy he recordado especialmente estas revelaciones de Jordi Cañellas porque me parece que en ellas late un gran mensaje para nuestra especie, hoy tan vapuleada y asustada. Intentemos descubrirlas.
Gracias Jordi! Un abrazo desde este Chile que ya pone un pie en el lecho de hojas desprendidas por el señor otoño. Feliz retorno de tu primavera!
Hasta pronto!
terapia floral chilena 